En Adviento recordamos el texto de Isaías 40. “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios”. Continúa diciendo que " Todo valle será ensalzado, y todo monte y collado se rebajará; lo tortuoso se enderezará y lo accidentado en llano ”. Mientras Dios promete esto, nosotros, los seres humanos, trabajamos para que esto suceda. Tampoco sucede de repente. Es un proceso largo. En este sentido, podemos ver algunos de los esfuerzos que se están haciendo para consolar al pueblo de Dios durante este Adviento.
Recientemente se alcanzaron acuerdos esperanzadores e imperfectos:
El 10 de diciembre de 2018, en Marrakech, Marruecos, 164 países acordaron adoptar el primer esfuerzo para abordar la migración mundial con el Pacto mundial sobre seguridad
y migración ordenada.
El sábado 15 de diciembre de 2018, en Katowice, Polonia, casi 200 países acordaron reglas universales transparentes que regirán los esfuerzos para reducir las emisiones y frenar el calentamiento global. Es un pequeño paso adelante juntos en un momento en que vemos dificultades que los países están experimentando en lo que respecta a la colaboración para el bien común. Un pequeño paso adelante en el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
El lunes 17 de diciembre de 2018, el primer Pacto mundial sobre refugiados fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York con 181 países a favor.
Estas son algunas de las formas en que nuestros líderes, después de años de negociaciones y en nombre de toda la familia humana, intentan, con todas nuestras limitaciones humanas, hacer que los “lugares difíciles sean claros” y brindar consuelo a Gogente de d.
